La interculturalidad no es sólo recibir, sino ver hasta dónde estoy dispuesto a dar algo de mí al Otro y aceptarlo, así lo planteó una indígena Pasto durante una reunión del proceso de Concertación de la Mesa Nacional de Educación; “la interculturalidad es aprender y construir entre todos”. Por su parte la ONIC, indicó que lo importantes es la atención diferencial, la atención de los niños con calidad desde una perspectiva propia, y no cómo lo imponga una cultura externa.
“La educación es fundamental para la vivencia de nuestros pueblos y para afianzar nuestras culturas”, expresó Oswaldo Zafirevceolo, indígena Huitoto del Caquetá, Coordinador de educación para la región del Amazonas. El maldito Siringa -como describió Eustasio Rivera, al auge del caucho de finales del siglo XIX- significó para los indígenas una tragedia de grandes proporciones, que aniquiló a muchos de ellos y destruyó gran parte de su legado cultural. La zona de asentamiento de los Huitoto fue colonizada con ímpetu feroz por los españoles.
Los asentamientos españoles y mestizos del piedemonte oriental andino destruyeron gran parte de un legado ancestral que hoy reclama justicia y educación adecuada para salvar lo poco que queda de la tradición milenaria, no sólo del Pueblo Huitoto, sino de las culturas indígenas del Amazonas y de Colombia. Los españoles y algunos comerciantes portugueses invadieron desde el bajo Amazonas hasta la región del Araracuara para explotar a los indígenas como esclavos.
La extracción de fuerza de trabajo hacia el Brasil y Perú causó pérdida de independencia de los indígenas de la Amazonía y afectaron profundamente su estabilidad demográfica; también generó cambios significativos en su estructura social y sus sistemas culturales, especialmente la perdida dramática de sus idiomas.
Mientras otros pueblos indígenas de Colombia han hecho un esfuerzo grandísimo por recuperar sus lenguas y preservar sus hablantes, los Huitoto apenas empiezan a darse cuenta del Valor incalculable de su Idioma que consta de cuatro variables. “Hemos perdido nuestra lengua, o mejor dicho no la hablamos quienes la sabemos…” reconoce Oswaldo.
Los Huitoto empiezan a vislumbrar salidas para que en sus malokas y chagras se hable y se sienta nuevamente el fervor de su lengua. Zafirevceolo considera que la educación es fundamental para la pervivencia cultural de su Pueblo Huitoto y los pueblos indígenas de Colombia. Aseguró que en el Amazonas se evidencia un alto nivel de retroceso en etnoedcuación; “la educación ha sido un fracaso, como prueba de esto los idiomas se están perdiendo”. El ocaso en el idioma Huitoto y de los pueblos del Amazonas se debe entre otras cosas a los siguientes factores -según Zafirevceolo-: “primero una cuestión interna del habla, la lengua Huitoto tiene cuatro variables; segundo, la evangelización, cuando llegan los internados estos destruyen el idioma y tercero el Sistema de educación nacional que llega a imponer una visión ajena a nuestras culturas ancestrales”.
Para este hombre del Caquetá, lo fundamental es fortalecer la identidad cultural y los procesos organizativos, “en esta medida preservaremos, al menos, lo que nos queda de nuestro legado cultural, si bien no podemos recuperar algunas cosas que hemos perdido…”
La Educación no es un concepto, es un proceso de formación para la vida
La situación del Pueblo Huitoto, es apenas un reflejo de la ineficiencia del Modelo educativo que en Colombia responde a una visión tecnocrática -política, económica y religiosa-, anacrónica y excluyente, y no a un verdadero proyecto educativo enmarcado en la diversidad cultural y en el respeto por las diferencias tal como lo establece la normatividad nacional. Por eso los pueblos indígenas le apuestan a un proceso de concertación con el Ministerio de Educación que les permita construir su propio Sistema de Educación Indígena, SEI. En este sentido adelantan la construcción de un documento político que refleje la situación indígena y socialice su contexto histórico.
Así avanza el proceso de concertación en la Mesa de Educación Nacional 2009 entre autoridades indígenas de todo el país y el Ministerio de Educación Nacional, MEN. El Sistema de Información e Investigación Indígena de Colombia, SICO, acompaña el proceso que se realiza durante esta semana en Bogotá.
Muchas reflexiones se dieron en torno a sí el verdadero proceso educativo debe responder a un concepto técnico-académico o a unos principios de formación para la vida. Myriam Estrada, indígena Pasto, de la Autoridad Indígena de Colombia, AICO, explicó que la responsabilidad de inculcar valores que influyan para bien o para mal, es de las instituciones del Estado, empezando por la familia, la escuela, la iglesia, la universidad, el gobierno… al niño debe enseñársele y orientar pero no imponerle un modelo educativo orientado por unos intereses institucionales.
“Lo importante es la atención diferencial -explicó Darío Mejía, consejero de Educación de la Autoridad Nacional de Gobierno Indígena de Colombia, ONIC- la atención de los niños con calidad desde una perspectiva propia, no como lo imponga una cultura externa. No ha entendido el gobierno que ellos actualmente son una cultura, específicamente eso, administrada por el gobierno, por las fuerzas del Estado.
El gobierno no ha entendido que los pueblos indígenas somos otras culturas, y que estamos reconocidos en ese mismo Estado, por tanto debe haber relaciones de respeto; sí decimos las cosas es para hacernos entender y no para entorpecer las relaciones”.
Mejía sostuvo que este proceso de concertación como casi todos los escenarios de diálogo con el gobierno, está en suspenso y a la espera de que la posición personal de algunos funcionarios y la voluntad institucional “refleje la necesidad que tenemos de avanzar en procesos de concertación adecuados que permitan realizar nuestros derechos”.
La Educación práctica de la vida es la verdadera
La consejería de educación de la ONIC aseguró que la proposición de los indígenas de adecuar la educación a sus procesos de base y sobre todo a su cosmovisión y a su cultura, siempre ha estado en la plataforma de lucha política de los pueblos indígenas. “Siempre hemos defendido la idea de tener una educación adecuada a la realidad de nuestros pueblos, a nuestra cosmovisión, a nuestra cultura, a nuestras necesidades, a nuestros derechos y a nuestras realidades históricas.
Siempre ha sido un propósito que ahora estamos concretando y luchamos para que se haga una realidad en términos jurídicos, administrativos, presupuestales, en aspectos pedagógicos, curriculares, en la trasmisión del conocimiento, definición de la docencia y en todos los aspectos importantes, no queremos que se dejen a la deriva y deben estar por encima de las pretensiones del gobierno de regular solamente el tema docente, cuando entendemos que ese es sólo una vertiente del tema educativo en los pueblos indígenas…”.
Para Rosalba Jiménez, funcionaria del MEN, y quien fuera miembro de la ONIC, la verdadera educación no está en los conceptos o en las aulas educativas, sino en la practicas diarias de vivencia y convivencia. Explicó que la universidad no forma, ni construye el verdadero conocimiento, sino que ofrece elementos teóricos, básicos para que las personas se defiendan y tomen las decisiones acertadas en los momentos oportunos, pero eso sólo se logra con muchos años de experiencia.
Sostuvo que con el tiempo los conceptos académicos pasan a ser apenas complementarios y casi nimios en comparación con la inmensa sabiduría que se aprende en la universidad de la vida y especialmente la sabiduría de las culturas indígenas.
Por su parte, Myriam Estrada, sostuvo que la educación es un camino que se va construyendo en el desarrollo de la vida misma, pero donde se afianzan los principios de arraigo culturales y respeto es durante los primeros años. De la formación temprana depende -explicó la etnoeducadora- que una persona sostenga sus principios o se aleje de ellos.
Myriam describió cómo una mujer campesina, como su abuela, quien nunca fue a una escuela, supo con gran sabiduría orientar a sus hijos, acertó a tomar decisiones difíciles y llevó con honor y orgullo sus tradiciones indígenas hasta el final de su vida, “fue una verdadera sabia, más que cualquier intelectual jactancioso…”
A ese principio de educación desde dentro, que responda a la cosmovisión propia y que logre fortalecer su identidad cultural le apuestan los pueblos indígenas. Si bien admiten que se ha logrado avanzar en algunos aspectos, son consientes del largo camino que queda por recorrer; “se espera avanzar, pero con el gobierno es difícil llegar a un consenso, no es posible; eso lo tenemos claro, hay todavía una visión anacrónica de la visión colombiana, una visión que parte de los principios de la constitución de 1896, en materia educativa eso se refleja.
Pero también hay una realidad en los pueblos indígenas tenemos que aceptar, valorada en sus justas proporciones. Tenemos que abordarla con mucha tranquilidad, con mucha entereza y trabajo, eso nos permite decir que queremos avanzar en un propósito común, esperemos que el gobierno también tenga esa voluntad. El hecho de que le digamos las verdades, no es con el propósito de entorpecer los procesos de concertación, por el contrario es para avanzar con claridad en las diferencias y las posibilidades de acuerdo”, concluyó Darío Mejía.